martes, 23 de agosto de 2016

¿Usas bien el pulsómetro?



¿Usas bien el pulsómetro?
Sácale el máximo partido a esta magnífica herramienta de la tecnología. 

Es uno de los mejores inventos de los que puede disponer un corredor. Un buen uso del mismo permite entrenar con menos errores y más fiabilidad. Si además lleva GPS y es capaz de medir ritmos y distancias su utilidad será mayor. Es tal la cantidad de datos que nos ofrece que facilita mucho la gestión de los entrenamientos. Pero, ojo, también tiene sus limitaciones.

NO ES UNA BIBLIA.

Son muchísimos los aficionados que están sobrevalorando la utilidad del pulsómetro. Consideran los datos que ofrece como los únicos referentes a la hora de realizar los planes de entrenamiento o de marcar ritmos de rodajes, series y repeticiones, lo que es un grave error.

CORRECTA INTERPRETACIÓN.

Los datos son mera información para saber cómo vamos en cada momento y para asociarlos a las sensaciones. Han de ser estas últimas y los ritmos los que prevalezcan sobre las pulsaciones. Por ejemplo, si un corredor se ha hecho una prueba de esfuerzo y le sale que ha de rodar entre 150 y 165 pulsaciones para ritmos entre 6:00’’ y 5:20 minutos por kilómetro pero ese día hace calor y va por un recorrido sinuoso es muy normal que a un ritmo medio de 5:40 vaya alto de pulso, entre 160 y 175 pulsaciones. No pasa nada y no necesita bajar el rimo.

MIDE TU RECUPERACIÓN.

Al acabar el entrenamiento, se analizan los ritmos medios, las pulsaciones (máximas y medias) y la recuperación. Esto último es lo más importante. Sobre todo cuando se realizan sesiones de calidad. Ese dato sí que hay que valorarlo al instante. Nos sirve para saber si estás entrenando bien o no. Es decir, si al minuto recuperas mal es que los ritmos que estás haciendo son demasiado rápidos para ti en ese momento y no estás asimilando el entrenamiento.

NO CALCULA RITMOS.

Hay un punto importante que debe quedar claro: el pulsómetro no es válido para calcular ritmos. Lo ideal es correr siempre con la sensación de poder ir más rápido. Los ritmos de las series los marcan las competiciones previas y si se trata de rodajes te lo dictan las sensaciones, los desniveles del terreno, el clima, el estado de ánimo, el cansancio físico, el estrés acumulado o la hora del día a la que entrenes.

MUCHAS VENTAJAS.

Su correcta utilización te permitirá sacar el máximo partido a cada zancada. Sus bondades son muchas, las más destacadas: 

CONTROL FIABLE.

Mide el pulso en cada entrenamiento, al instante. Y la recuperación entre series, que determinará si estás entrenado a los ritmos adecuados o no.

EVOLUCIÓN DE LA FORMA.

Es muy útil para chequearla cuando se realizan entrenamientos fuertes: ritmos controlados, cambios de ritmos, series y repeticiones.

VELOCIDAD.

Te informa al instante si estás entrenando adecuadamente o vas demasiado rápido. Contribuye a evitar el temido sobreentrenamiento.

LIMITACIONES DE USO.

El primer gran error es querer determinar el entrenamiento en función de unas pulsaciones predeterminadas. No se puede fijar el ritmo o intensidad del entrenamiento atendiendo al nivel de pulsaciones, pues son muchos los agentes externos que influyen en el pulso. Los umbrales van evolucionando cada semana con el estado de forma por lo que no pueden ser referentes fijos. Intentar entrenar por pulsaciones es obsesionarse, es no disfrutar de la carrera, es no conocerse a sí mismo, es perder la oportunidad de dominar las sensaciones.

UN PAR DE CONSEJOS:

1. REGISTRO MINUCIOSO.

Utilízalo en entrenos y competición y ve apuntando el pulso al empezar, el máximo alcanzado, el medio, al acabar, al minuto de acabar y a los tres minutos. Cuando lleves varias semanas de notas puedes sacar las primeras conclusiones.

2. CHEQUEOS PARCIALES.

Sólo mira el pulsómetro al empezar y al acabar de rodar, al final de cada serie y al comenzar la siguiente, en las recuperaciones y cuando te encuentres demasiado cansado o raro corriendo.

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